Tokio, Japón

¡Hola gente! ¿Qué tal estáis? ¿Qué habéis hecho este finde para entreteneros en casa? 💕Yo he estado organizando el blog, he cocinado a pesar de no ser muy cocinitas, he leído un poco de El chico que siguió a su padre hasta Auschwitz (mi lectura actual), he visto un par de pelis y algunos capítulos de The World's Most Extraordinary Homes (¡me encantan este tipo de programas!) y visité el naranjo para robarle sus frutos y hacerme zumito natural. Poco más se puede contar así que ¡vayamos al lío!

Terminamos el viaje donde lo empezamos: en Tokio. Después de tres semanas viajando por un Japón más tradicional regresamos al punto de partida para explorar la capital un poco mejor y pasamos allí los cinco últimos días del viaje. Tokio fue lo que menos me gustó ¿y por que no me cautivó? Tokio es alucinante pero el "problema" es que a mí personalmente nunca me han enamorado los amasijos de hierro, jamás he soñado con conocer ciudades como Nueva York y la capital nipona fue too much para mi. ¿Volvería? Por supuesto, pero solo de pasada. ¡Para gustos los colores!

Llegamos a Tokio por la tarde después de haber pasado el día en Kamakura como conté hace varias semanas en este post, así que empezamos repitiendo la misma foto que puse al final de esa entrada: la "puerta" a Takeshita Street, una animada calle peatonal llena a rebosar de tiendas, cafés, etc situada en Harajuku, uno de los barrios con más ambiente de la ciudad. En algún momento llegamos a otro barrio alucinante sobretodo para los que somos medio frikies: Akihabara (¡ahí no saqué fotos! el cansancio... Al principio del viaje sí hice but las guardo para un post especial 🙊) Y acabamos en Shibuya, donde se encuentra el famoso cruce peatonal, ¡una locura!, y también la estatua de Hachiko, el perro que esperaba a su humano en la estación de tren incluso después de que este hubiese fallecido.

Pagoda en el Parque Ueno

En la entrada del Parque Yoyogi estrenando el modelito que me compré ese mismo día en Forevr21

Al final del viaje estábamos tan cansados que en Tokio vimos lo que pudimos. Exploramos algunos de sus barrios más conocidos y repetimos los que más nos gustaron, fuimos de compras, vimos Tokio desde las alturas, estuvimos en un típico karaoke (¡lo que disfrutamos esa noche dándolo todo!) y nos perdimos en algunos de sus parques (dosis de "naturaleza" por favor) como el enorme Parque Ueno o el bonito Parque Yoyogi, donde se encuentra el Santuario Meiji.

El último día del viaje lo pasamos en Odaiba, una isla artificial situada en la bahía de Tokio. A pesar de la fusión entre la contaminación y cielo nublado las vistas me encantaron, pero no fuimos allí solo para ver la bahía sino para comprar algunos recuerdos en sus centros comerciales. También entramos en la sede de la cadena Fuji TV, un edificio con diseño bastante futurista de 25 plantas donde se graban programas, hay tiendas de merchandising y un mirador entre otras cosas.

¡De niña me encantaba Arale! 😍

El cielo artificial de este centro comercial estilo europeo cambia de día a noche

Réplica de la Estátua de la Libertad

Ahí pasamos las últimas horas del viaje, esperando a que el Rainbow Bridge cambiara de color. Eso nunca ocurrió pero fueron unas bonitas vistas para despedir un país que habíamos soñado visitar desde la niñez. 

¿Habéis estado en Tokio? ¿Os gustaría? ¿Sois más de campo de ciudad?

¡Contadme en los comentarios!

Diría que con este post se termina el viaje a Japón... ¡pero no! A riesgo de ser pesada vamos a empezarlo de nuevo siguiendo el itinerario y con contenido inédito por supuesto, ¿que os parece la idea? 😇 

¡Un abrazo!