¡Hola! Por fin se puede decir que ha llegado el otoño y yo tengo la chimenea delante haciéndome ojitos para que la encienda... ¡qué ganas de que la casa se inunde con el aroma de la leña! ¿Qué más os gusta del otoño? Yo disfruto con el ruido de la lluvia de fondo mientras escribo en el ordenador o cuando estoy estudiando, o de salir a pasear por la ciudad abrigadita con ese olorcito a castañas tostadas - a pesar de que su sabor no me guste - que flota en las calles de Palma.
Hoy os traigo un viajecito de fin de semana que hice hace justo dos años con dos amigas cuando todavía vivía en Barcelona. Nos marchamos a los Pirineos donde el otoño es más bien invierno a estas alturas de Noviembre, y pasamos allí dos días fríos pero geniales. Salimos en coche conmigo al volante y llegamos a Viella, la capital del Valle de Arán, unas cuatro horas más tarde hacia el mediodía. Primero dejamos nuestras maletas en el hotel y luego fuimos a comer. Recuerdo que comimos platos típicos en un restaurante, y es que cuando salgo de viaje me encanta probar la gastronomía típica del lugar que visito, ¿y a vosotrxs? Mis amigas accedieron encantadas y aunque no recuerdo qué comimos sé que disfrutamos.
Vistas desde la habitación del hotel |
Viella (o Vielha) se sitúa en los Pirineos de Lleida/Lérida y es la capital del Valle de Arán, un lugar que siempre quise conocer desde que era niña... ¿por que? pues porque el ex-representante de la peluquería de mi madre era de allí y siempre nos hablaba maravillas de ese valle, ¡y no me sorprende! Viella es una ciudad pequeña y pintoresca de poco más de 5 mil habitantes. No hay mucho que ver dentro de la ciudad en si así que pronto volvimos a subirnos al coche para descubrir algunos de los pueblecitos del valle, pero no sin antes dar un paseíto por el centro y visitar algunos puntos de interés como la Iglesia de San Miguel que tenemos aquí abajo.
Pillamos carretera e improvisamos un poco, parándonos en pueblos "grandes" y en otros de pocas casas que fueron más bien visitas fugaces a aldeas antiguas de montaña con vistas hermosas y casas de piedra, y es que en el Valle de Arán las casas son de piedra, sus puertas y ventanas de madera y los tejados de pizarra. Tiene edificios muy antiguos que se remontan a la Edad Media, aunque también se ven algunos edificios más modernos sobretodo en la ciudad y en los pueblos más grandes. Y encontramos algunas iglesias románicas como las del valle vecino, el Vall de Boí en el que estuve el año pasado como os conté en este post; ¿os acordáis de sus iglesias? Personalmente me gustaron más las del Vall de Boí pero eso no quita que las del de Arán no sean muy bonitas.
La noche se nos cayó encima bastante pronto así que tuvimos que apurar las últimas visitas porque hacía frío, estaba oscuro y en los pueblos no hay demasiado ambiente como podéis imaginar. La última parada fue a una aldea que tiene una historia/leyenda que nos llamó la atención. Mi memoria no es tan buena y en no he encontrado ningún artículo en Google que me la refresque pero es algo así: había dos enamorados que eran parientes y tuvieron una relación como de amantes y claro, a la mujer no la pudieron enterrar en el cementerio y la enterraron fuera de éste que es donde está la cruz (si alguien conoce esta historia que me corrija porque seguro que no es así al 100% pero por ahí van los tiros). Y nosotras tres directas a visitar esa cruz desde la cual las vistas al valle son muy bonitas, todo hay que decirlo. Qué pena que mi teléfono de entonces sacase fotos tan malillas...
Columpio que daba mal rollito a pocos metros de la cruz |
Cenamos una pizza riquísima (eso sí que no lo he olvidado) cerquita del hotel rural en el que nos alojamos en el centro de la ciudad y no nos acostamos muy tarde. Al día siguiente después de desayunar nos dirigimos a Sauth deth Pish (lo sé, da gracia el nombre) que según dicen es la cascada más bonita del valle y una de sus "atracciones" turísticas más visitadas, por suerte apenas había gente cuando llegamos ahí arriba después de un buen rato de conducir por una mini carretera de montaña que me lo hizo pasar un poco mal, por suerte aquí una tiene buen dominio al volante. El paisaje otoñal durante la subida fue realmente bonito y una vez que llegamos al Plan des Artiguetes tuvimos que dejar el coche y seguir andando durante unos diez o quince minutos hasta llegar a la cascada. No he visto muchas cascadas en mi vida pero esta me pareció preciosa, además estaba todo nevado ahí arriba y, aunque tuvimos que ir con mucho cuidado de no caernos, la nieve hace que todo sea más mágico (y lo digo yo, que no me entusiasma).
Junto al lago Varradós |
Regresamos a Barcelona ese mismo día después de comer. Fue un fin de semana breve que valió mucho la pena, si es que los Pirineos es de mis lugares favoritos. ¿Habéis estado? ¿Os gustaría ir? ¡Contadme en los comentarios!
Que tengáis un buen domingo, ¡besotes!
Y q bonitos son los Pirineos cielo
ResponderEliminarBesos
Pues a mi, los momentos-chimenea con ese calorcico y ese "amor" del fuego crepitando
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi blog. Los Pirineos y todos sus alrededores precioso, me encantan las fotos son tan bonitas que te transportan al lugar. besinos
ResponderEliminarAynss no conocía ese sitio pero viendo las fotos me ha encantado, quiero irrrr!
ResponderEliminarUn beso!
El Vall D'Aràn es un lugar realmente precioso!!!
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Besos rojos por doquier!!!!
I love mountains ♥
ResponderEliminarHola! Yo estuve una vez pero de pasada. Tengo ganas de volver y ver todo con más calma porque es una zona espectacular, sobre todo en invierno. Bss
ResponderEliminarQue pasada. Me ha encantado este paseo :)
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarQué maravilla de fotos y de escapada.
A mí también me gusta probar la gastronomía dde los sitios pero no todo, por ejemplo con los animales soy muy especialita, todo me da pena.
Muy feliz martes.
He estado allí varias veces y, aunque he de decir que lo paso FATAL con el frío, verlo todo nevado es precioso. También es un destino que me encanta para hacer rutas de senderismo cuando hace calorcito jajaja. Sin duda una propuesta estupenda.
ResponderEliminarUn besazo!!
Ay, de verdad.. qué ilusión me ha hecho que compartas este viaje. Creo que en su día te comenté algo por instagram (ya hace tanto que nos conocemos!!??).. Fui a Viella cuando tenía 10 años, de campamento.. Fíjate tú que aventura para una niña de esa edad. Me subí sola a un autobús, que tardó 17 horas en llegar a su destino. Mis padres me llamaban todos los días al hotel, porque entonces no había móvil, y me lo pasé increíble. Del pueblo recuerdo poco, pero si recuerdo ese valle y esas nubes en lo alto de las montañas a diario, que veía cuando abría la ventana de mi habitación. Lo recuerdo con muchísimo cariño y la verdad es que me encantaría volver algún día. Las fotos son preciosas. Besos.
ResponderEliminar¡¡Pero que fotazas!! ¡¡Me encanta!! Durante años he tenido unos posters del Valle de Arán, en las cuatro estaciones. Me parece una zona preciosa para visitar y ya de paso senderismo a tope.
ResponderEliminar¡¡Nos vemos por nuestros blogs!! :-)
Hola Kat! No conozco la zona, pero he visto en varias ocasiones fotos de Viella y me llama mucho la atención, creo que tiene mucho encanto, hay callecitas que parecen de cuento, imagino que es un placer pasear por ellas!
ResponderEliminarTener tanta independencia a la hora de conducir (a mí la verdad no me gusta demasiado...) es un punto a favor para ir de escapadas, estuvisteis poco tiempo, pero muy bien aprovechado. Y sí, a mí también me gusta probar la comida típica de cada destino que visito, sobre todo en España, para qué vamos a engañarnos, jaja! Un viaje precioso!
Un besito guapa, te deseo un feliz finde, el mío acompañada de chimenea!