Pueblecitos valencianos: Chulilla y Chelva

¡Hola! ¿Qué tal habéis pasado el fin de semana? ¡Espero que bien! Mis amigos y yo nos zampamos unos nachos y pizzas el sábado por la noche mientras veíamos Green Book, la película que ganó el Óscar a la mejor película el año pasado, y la verdad es que no me sorprende. ¿La habéis visto? Si la respuesta es no os la recomiendo, ¡me encantó!

El pasado día 27 viajamos a Valencia para hacer una pequeña ruta en coche por pueblos cercanos y otras provincias. Como os comenté en el post anterior siempre salimos de viaje fuera de España (como vivimos en una isla y tenemos que coger el avión si o si para viajar optamos por ir al extranjero), pero esta vez no salimos del país y valió la pena, no solo por los bonitos paisajes sino porque tenemos una gastronomía maravillosa y nosotros somos muy de comer bien. El plan del primer día era pararnos en unos pueblos que nos habíamos marcado mientras nos dirigíamos a Albarracín, donde pasamos la noche, así que salimos del aeropuerto de Valencia con el Skoda que alquilamos en dirección a nuestro primer destino: Chulilla.

Chulilla

Este pintoresco pueblo valenciano de casitas blancas nos enamoró cuando la vista de la foto de arriba apareció ante nuestros ojos. Chulilla es un pueblo pequeño de unos 665 habitantes. Como puede apreciarse en la foto el pueblo se encuentra en las faldas de ese promontorio que sobresale, y para mi ese detalle forma parte de su encanto. Sobre dicha elevación de roca también pueden apreciarse los restos de las murallas y torreones de un antiguo castillo árabe, otra maravilla del paisaje.

Paseamos por las tranquilas calles del casco histórico del pueblecito aunque teníamos un destino fijo: la muralla y los restos del castillo árabe. No tiene pérdida. Cuando llegamos vimos que tanto las murallas como los torreones se conservan bastante bien, y que las vistas que ofrece son espectaculares. Además de las murallas y del casco histórico Chulilla tiene otros puntos de interés muy apetecibles para los aventureros, como son el Charco Azul, un bonito lago de aguas turquesas, y una ruta por los Puentes Colgantes que traspasan el Cañón del río Turia. Nosotros nos quedamos con las ganas porque no teníamos pensado pasar mucho rato en Chulilla, tal vez la próxima vez... 😉

Chelva

Chelva se encuentra a poco más de una hora de Chulilla y se sitúa en la misma comarca, Los Serranos. Cuando llegamos me decepcioné un poco porque entramos por la parte nueva, pero luego al llegar al centro histórico comprendí que me había precipitado y cambié totalmente de opinión. Cuando estuvimos en la Plaza Mayor, donde se alza la bonita iglesia de la foto de abajo, vimos que se trata de un pueblo con mucha historia pues se divide en cuatro barrios: el barrio andalusí, el musulmán, el judío y el cristiano, ¡toma ya! Mi chico y yo nos miramos y no dudamos en empezar la ruta que marca el cartel informativo (os dejo foto) que se encuentra junto al Ayuntamiento, un edificio azul situado en la misma plaza, para descubrir esa interesante mezcla de culturas.

A la ruta que hicimos se la conoce como Ruta del agua, y es la que nos llevó a un lugar precioso fuera del pueblo; al ver que nos estábamos alejado del centro estuvimos a punto de dar media vuelta y regresar para seguir conociendo los distintos barrios de Chelva pero menos mal que no lo hicimos. Caminando caminando llegamos a una especie de playita en un lago, con sus pequeñas cascadas, y también subimos hasta llegar a un estrecho y oscuro túnel escavado en la roca que cruzaba la montaña y ahí que nos metimos (lo subí a stories, en Instagram). Después de esa pequeña aventura volvimos al pueblo y seguimos con la ruta hasta llegar de nuevo a la Plaza Mayor, donde nos metimos un pepito de lomo entre pecho y espalda para recuperar fuerzas 😅

Esa tarde paramos en otro pueblo, Ademuz, pero la verdad es que no nos gustó demasiado. Por suerte Albarracín compensó la última visita, pero por el momento lo dejamos aquí...

Os deseo una feliz semana, ¡abrazos! 💗